domingo, 27 de marzo de 2011

Espiritu Santo

BUSQUEMOS DEL ESPIRITU SANTO SOLO ASI SEREMOS SALVOS. LAS PERSONAS SE PREOCUPAN EN PEDIR AL SEÑOR BENDICIONES PARA SU VIDA PERO LO MAS IMPORTANTE ES POSEER EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESA ES LA MAYOR BENDICION Y EL TESORO MAS PRESIADO PARA NUESTRA VIDA.
El fruto del Espíritu Santo.  “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” (Gal. 5:22, 23).  El fruto del Espíritu Santo es el verdadero carácter cristiano.  Observe que la palabra “fruto” es singular.
La vida de nuestro Señor es el más grande ejemplo del fruto del Espíritu.  El fruto siempre procede de la vida misma.  Cuando llega el tiempo de Navidad vemos adornos colgando de los arbolitos, sabemos que son artificiales.  Pero en los árboles naturales, los frutos son naturales.  De la misma manera hay muchas religiones sociales que solo dan frutos figurativos y artificiales.  Ellos pretenden dar frutos, pero no tienen vida en si mismos, no tienen Espíritu; por lo tanto, ellos tienen forma externa de piedad pero no tienen poder interior. Un manzano no hace obras para producir manzanas; simplemente las produce naturalmente. Lo mismo pasa con el cristiano. No procura el fruto del Espíritu como de su propia labor, sino que simplemente lo genera
. (1) Fruto en relación a si mismo como individuo:  amor; gozo; paz.
(2) Fruto en relación a los demás hombres:  paciencia, benignidad, bondad.
(3) Fruto en relación a Dios. fe; mansedumbre; templanza.
Caminando en el Espíritu.  “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” (Gal. 5:16).  El Espíritu hará que andemos.  Un viejo ejemplo son las ropas: la persona que va dentro hace que las vestiduras caminen.  La responsabilidad de las vestiduras es colgar sobre la persona y vestirla.  No deberíamos tener una voluntad propia, sino como esa ropa, solo la deberíamos cubrir, vestir.  Donde el Espíritu vaya, vamos.  La voluntad del Espíritu debe ser nuestra voluntad.
La renovación en el Espíritu.  “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,” (Tito 3:5).
 Fortalecimiento en el Espíritu.  Pablo oraba que Dios pudiese fortalecer a los efesios, "conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; ” (Ef. 3:16). 

 Sembrando para el Espíritu.  “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.  Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gal. 6:7, 8).  Este pasaje no fue escrito para los no salvos, sino para cristianos.  El cristiano puede sembrar para la carne, eso es, vivir en pecado; de todos modos, el tiempo de la cosecha vendrá.
Guiados por el Espíritu.  “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” (Rom. 8:14).  Algunos interpretan esto como “aquellos que consultan al Espíritu en las decisiones de la vida están seguros de que son hijos de Dios.”  Ahora, pese a que es una bendición  buscar y encontrar del Espíritu Santo Su voluntad en nuestras decisiones, parece que este pasaje no se refiere a eso.  La guía del Espíritu parece que hace referencia a la conducción de los cristianos en su camino hacia la gloria.

Los dones del Espíritu Santo. (1) La enumeración de los dones.  “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales,...Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.  A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.  Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (I Cor. 12:1, 8-11).
(2) El otorgamiento de los dones.  La primera cosa que debemos establecer es que los dones no son dados al hombre por sus deseos ni por sus oraciones, sino de acuerdo a la voluntad del Espíritu, dotando a cada persona como El quiere.  La segunda cosa a la que debemos prestar atención es que los dones fueron dados en función de sustentar las demandas de Cristo y sus discípulos, que Jesucristo fue verdaderamente el Hijo de Dios, que la dispensación de la Ley había llegado a su fin, y que la dispensación de la gracia había comenzado.  “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. (Heb.2:3, 4).
Ciertamente había una necesidad de parte de Dios de verificar esta nueva enseñanza que había comenzado con el Señor mismo para aquellas personas que habían estado bajo las tradiciones de la Ley por alrededor de 14 siglos, e iba a ser difícil para ellos comprender que Dios había terminado con el Antiguo Testamento y había dado lugar al Nuevo.  Además, ningún libro del Nuevo Testamento había sido escrito todavía.  Finalmente, enfatizamos el hecho de que ningún creyente recibe todos los dones.  “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.  ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?  ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?  (I Cor. 12:28-30)  La respuesta es no.
(3) La utilización de los dones.  ¿Cómo deben ser usados estos dones?  El capitulo 13 de Primera Corintios declara plenamente que todos debemos ser motivados por amor.  Pablo, por inspiración del Espíritu Santo, declara que si tuviese todos los dones, y no tuviera amor, no seria nada; su vida seria infructífera, y sus recompensas nulas.

Emblemas del Espíritu Santo. La paloma.  “También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.”  (Juan 1:32).  El Espíritu no descendió sobre ningún otro de esta manera.  En Génesis 1:2 el Espíritu Santo se movía sobre la faz de las aguas, como una paloma entibiando sus huevitos.  La paloma es una mansa y limpia ave.  Por tanto así son los que son del Espíritu: “mansos como palomas” (Mat. 10:16).   Ciertamente un hermoso emblema del Espíritu Santo.  La Palabra nos presenta la ira del Hijo pero nunca la ira del Espíritu Santo.
 Agua.  Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; ” (Is. 44:3).  Ver también Juan 7:38, 39.  Lo que el agua significa para los labios sedientos, y la lluvia significa para la tierra seca, es lo que el Espíritu significa para cada ser humano.  No hay nada que calme esa sed mejor que el agua; no hay nada que satisfaga esa sequía del corazón mejor que el Espíritu Santo.
Aceite.  “Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.” (I Sam. 16:13).  Ver también Isaías 61:1; Hechos 10:38.  Cuando el sacerdote era ungido con aceite, se seguía el siguiente procedimiento: primero, su oreja, para oír la Palabra de Dios; luego su pulgar, para que sus acciones fuesen para la gloria de Dios; y después el dedo de su pie, para que anduviese con Dios.
 Viento.  “Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. . . Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.(Ez. 37:9, 14).  Ver también Juan 3:3-8. El viento sugiere actividad.  No se lo puede ver, pero es poderoso.  La visibilidad no es el límite de su acción.  El viento también habla de limpieza (Job 37:21).
Fuego.  “y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.” (Hechos 2:3).  El fuego tipifica al Espíritu de Dios. Es fuego que purifica, consume, calienta, prueba, ilumina y energiza.  Es lo mismo con el Espíritu Santo.

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