Por qué tanta gente se pierde en el camino de la fe?
Por falta de uso del escudo de la fe.
Como objeto de protección, el escudo era usado para proteger al soldado de las fechas y las espadas enemigas.
En el plano espiritual, es sabido que las flechas del infierno siempre son lanzadas contra los cristianos sinceros. Esto es, el mal y sus hijos están continuamente arremetiendo con flechas de duda para neutralizar la fe.
El escudo de la fe es instrumento de defensa de la fe.
¿De qué sirve tener una fe activa, viva y eficaz, si no tiene protección cuando vienen las dudas?
El escudo de la fe tiene poder para parar todos los dardos del infierno.
Siempre que surgieron dudas al respecto de cualquier cosa, inmediatamente hay que tomar el escudo protector de la fe. Así, la fe se mantiene pura y eficaz contra el mal.
Al ser tentado, Jesús usó el escudo de la fe, la Palabra de Dios. Él Se defendió de las dudas con el escudo de la fe.
Quien quiera mantener la fe intacta, jamás debe olvidarse de su protección.
Las dudas siempre vienen, y cada uno tiene que rechazarlas por sí mismo.
“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”, (Efesios 6:16).
Por falta de uso del escudo de la fe.
Como objeto de protección, el escudo era usado para proteger al soldado de las fechas y las espadas enemigas.
En el plano espiritual, es sabido que las flechas del infierno siempre son lanzadas contra los cristianos sinceros. Esto es, el mal y sus hijos están continuamente arremetiendo con flechas de duda para neutralizar la fe.
El escudo de la fe es instrumento de defensa de la fe.
¿De qué sirve tener una fe activa, viva y eficaz, si no tiene protección cuando vienen las dudas?
El escudo de la fe tiene poder para parar todos los dardos del infierno.
Siempre que surgieron dudas al respecto de cualquier cosa, inmediatamente hay que tomar el escudo protector de la fe. Así, la fe se mantiene pura y eficaz contra el mal.
Al ser tentado, Jesús usó el escudo de la fe, la Palabra de Dios. Él Se defendió de las dudas con el escudo de la fe.
Quien quiera mantener la fe intacta, jamás debe olvidarse de su protección.
Las dudas siempre vienen, y cada uno tiene que rechazarlas por sí mismo.
“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”, (Efesios 6:16).
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